Sirva como ejemplo para mayor comprensión la forma como un pintor artístico, pinta un objeto en su lienzo. Si tiene que pintar un árbol, lo observa detenidamente y no solo plasma sus formas, también los colores, y los va modificando a medida que compara el original con el color que ha puesto en su lienzo.

La toma de un color siempre es de forma comparativa. Tenemos una referencia, en nuestro caso la guía de colores y ésta la comparamos con el objeto en cuestión, en nuestro caso el diente proximal del paciente.

Cuando hablamos de tomar un color en clínica, acostumbra a ser un concepto general: A2, A3, cervical A-3,5 y cuerpo A-3...

Cuando el que toma el color es un técnico en prótesis dental especialista en cerámica, dibuja un mapa cromático para "montar" las masas cerámicas (opaquers, dentinas, incisales, zonas basales, transparencias, fluorescencias, luminiscencias, efectos, intensidades, matices, tipo de brillo, estado de la superficie, etc.), en las diferentes capas que necesitará montar para conseguir ese color.

Cuando tomamos un color en el laboratorio nos fijamos en:

• Croma: color general del diente, comparado con una guía de color.

• Valor cromático: intensidad del color según la zona del diente. La zona cervical acostumbra a ser la zona con más valor cromático.

• Profundidad: Se trata de la zona donde está ubicado el color del diente. Existen piezas que tienen todo el color en una zona profunda, recubierto por una capa casi transparente.

• Matices: zonas determinadas de la pieza que presentan unas coloraciones diferentes a su croma.

• Textura superficial: Dibujo que presentan las piezas en la zona más superficial. Existen piezas con mucha textura (más jóvenes habitualmente) o con poca textura.

• Brillo: Cantidad de brillo que tiene cada pieza. La calculamos en una escala del cero al cinco. Cuanto más adulta es una persona, más brillo presenta normalmente.

Este tipo de toma de color es el más habitual en los casos de colores muy difíciles y en el arte oral.